quarta-feira, 4 de janeiro de 2017

Las diez leyes fundamentales de la economia



Hernán González Rodríguez
COLUMNISTA

HERNÁN GONZÁLEZ RODRÍGUEZ


PUBLICADO EL 03 DE ENERO DE 2017





Leyes fundamentales de la economía

El “Von Mises Institute” publicó un artículo firmado por Antony P. Muller con las diez leyes fundamentales de la economía, las cuales, considera él, se pueden ignorar y violar, mas no modificar. A continuación, mi resumen de ellas.
• La producción precede el consumo. A pesar de lo obvio que resulta ser, para poder consumir, algo debe existir primero. No pocos gobiernos se equivocan al proponer estimular primero el consumo para expandir luego la producción. Producir más lápices, por ejemplo, requiere una larga cadena de procesos complejos previos que toman tiempo, la madera, el grafito, la maquinaria, el ensamble, las ventas...
• El consumo es la meta final de la producción. La producción es el medio, el consumo es el fin. La producción es un extenso proceso que se inició en el pasado, el consumo sucede en el presente y depende de que los consumidores aprecien el producto. Los consumidores son los dueños de hecho del aparato productivo de las economías capitalistas.
• La producción exige condiciones previas. Ni los bienes caen del cielo, ni los servicios los prestan los ángeles. Obtener algo gratis en apariencia implica que alguien pagó por esto. La producción de bienes y servicios requiere hoy: educación, capital, equipos, automatización, robótica, economía de escala... Tras los estados paternalistas están los impuestos pagados por el sector que produce y genera empleos, hasta cuando los gravámenes, los obstáculos legales y las competencias desleales que les imponen y les toleran los gobiernos los sacan del mercado.
• El valor es algo subjetivo. Y varía de acuerdo con circunstancias subjetivas. El mismo bien físico tiene valores diferentes para personas distintas. Hasta las medidas tomadas por los gobiernos se aprecian de maneras diferentes.
• La productividad determina el nivel de los salarios. La productividad por día determina el salario por día. En un mercado libre, los negocios enganchan personal nuevo mientras las utilidades marginales superen sus salarios. Los sindicatos pueden diferenciar los salarios entre algunos sectores; pero no pueden cambiar el nivel salarial general, porque este depende de la productividad general.
• Los gastos del Estado generan tanto ingresos como costos. Los gobiernos cometen un grave error cuando sus políticas se centran solo en divulgar los ingresos y los beneficios futuros que se derivarán de sus gastos e inversiones públicas; pero ignoran los efectos de sus costos innecesarios, de sus impuestos y de su corrupción sobre los sectores productivos.
• El dinero no es riqueza. El dinero es un instrumento de intercambio. La riqueza consiste en que una persona pueda alcanzar los bienes y los servicios que desea. Emitiendo dinero no se eleva la riqueza de un país. Robison Crusoe no sería ni un peso más rico si encontrara una mina de oro en su isla. El sector productivo es la verdadera riqueza.
• El trabajo no crea valor. El trabajo, en combinación con otros factores de la producción, crea productos; pero el valor de los productos depende de la utilidad. Y la utilidad depende de la valoración subjetiva de los individuos, de los beneficios que aportan los productos para el consumidor.
• La utilidad es el premio de los empresarios y de la sociedad. En una economía en crecimiento, con cambios permanentes, anticipar los cambios para satisfacer la demanda futura es el premio de toda la sociedad. Sin utilidades hoy no habrá empleos en el futuro. Recordemos que los gobiernos poco más producen e innovan fuera de inventar puestos burocráticos.
Las verdaderas leyes económicas son lógicas. Como se anotó al comienzo, uno puede ignorarlas o violarlas, mas no modificarlas. Las sociedades que más progresan suelen ser aquellas en las cuales los gobiernos y los ciudadanos las reconocen y las respetan como leyes fundamentales de la economía.

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